Hay dos mitos que tiene la población en general, cuando se habla de trasplantes de riñón y que conviene desmitificar. El primero es que el riñón trasplantado, sustituye a uno propio que funcionaba mal.
El cuerpo humano está en constante reto con el medio que lo rodea y ha desarrollado una serie de mecanismos de defensa que le permitan tanto reconocer como reaccionar frente a las invasiones de múltiples organismos agresores; estos mecanismos especializados son los que componen el sistema inmunológico.
Ante cualquier agresión del organismo por un agente nocivo, ya sean bacterias, virus u otras sustancias extrañas (antígenos), se va a poner en marcha el sistema defensivo, dando lugar a una respuesta inmunitaria compleja. Fundamentalmente esta respuesta está liderada por una serie de células denominadas glóbulos blancos o leucocitos, donde destacan los neutrófilos que intervienen cuando el ataque es agudo, como puede ser el caso de una herida; y los linfocitos que lo hacen en las agresiones de tipo crónico.